jueves, 22 de octubre de 2009

Pensando en los jóvenes, el Gobierno busca demostrar para qué ha venido.

Algo que distingue al exitoso del que intenta serlo sin llegar más lejos, es su capacidad de seguir su curso, de perseguir el camino hacia el éxito sin importar cuán difícil resulte sortear los obstáculos en el camino. Tan o más importante que el rumbo es que aprendamos en cada paso a ser aún más cautos cuando el camino se ensombrezca y debamos anticipar el paso siguiente para acertar y no caernos de bruces. Lo mismo que aplicamos al hombre exitoso lo podemos atribuír perfectamente al curso que debe rendir día tras día una gestión de gobierno, cualquiera que esta sea. Desde que los Kirchner ocupan el sillón presidencial, no se han evidenciado rasgos de hombre exitoso. Más bien, éste y el anterior Gobierno parece como si "tocara de oído", tanteando según se suceda el curso de la historia. No es una gestión que haya parido funcionarios de renombre ni talentosos indiscutidos. Teniendo funcionarios mediocres, sólo podremos esperar resultados y futuros mediocres. Sepamos todos esto.

Desde que Néstor y Cristina ocupan el sillón presidencial, ninguna de las gestiones demostró verdadero compromiso ante las cosas que aún quedan por hacer. Un Gobierno que desde el día cero sólo tuvo palabras injuriosas hacia la oposición y gran parte de la Argentina que desaprobaban sus métodos "de conquista". Queda claro que a la falta de talentos, la fuerza ocupa un lugar predominante y allí se daña la refrescante época de calma y quietud. Expresamente suplico al Gobierno nacional que recapacite. Pero claro, los escépticos me dirán "no le pidan peras al olmo". Agregando yo: "tampoco le pidan soluciones brillantes a un gobierno con los focos descompuestos (porque sólo conseguirán empeorarla)". Y sino fíjense en los diarios. Incluso a aquellos sometidos por el poder. Sus tintas dicen que las cosas no están tan bien como al Gobierno les gustaría que dijeran. Cosa que, por otro lado, es a lo que nos encaminamos. Pero bueno. Vamos a hablar de las cosas que aún quedan por hacer que son muchas.
Las nuevas medidas contra el consumo masivo de alcohol y el abuso de drogas que busca re-encauzar a la juventud, ponen al Gobierno en el centro de la escena nuevamente. Yo no quiero ser prejuicioso y me encantaría poderles decir que esto alcanza. No me parecería justo que un problema que es también de los padres, pretenda solucionarse siquiera con medidas preventivas. Frente a la actualidad política que tenemos, tampoco podríamos decir que otro sector conoce la respuesta o va bien encaminado. Una luz de esperanza se enciende cuando todos vemos al Gobierno reconociendo falencias en el sistema. Algo falla, y no es de ahora. Lo saben ahora que abrieron los ojos. Un tema que nació quién sabe cuándo, pero que cuando emergió lo hizo con fuerza arrolladora. La imagen típica del padre preocupado en su casa con la oreja pegada al teléfono. Tanto los padres como el Gobierno han descuidado tanto a los jóvenes que hoy supera imaginaciones. La semana pasada una chiquita de 11 años en coma alcohólico. Increíble, bizarro. Sólo en la Argentina. Fin de semana tras fin de semana los chicos moliéndose a palos. Sangre y violencia. ¿Cómo pudieron esquivar eso tanto tiempo? Porque si en algo hay que prestar atención es que una situación caótica empezó dando señales de su poderío, no se hizo de la nada. ¿Sobre quiénes cae la culpa en esto?
El origen del problema está en la casa con conductas cambiadas primero. Esos jóvenes salen siendo individuos y poco a poco se van agrupando. Ellos crecen y comienzan a conocer lo que antes tenían vedado. El descontrol empieza cuando un gobierno no advierte ese click en la mente joven que los motiva. Yo no les pido que adivinen hora y fecha exactas, sólo les pido que observen la realidad que los rodea. No son de cuarenta los que salen a descontrolar las calles de Buenos Aires, no son los de treinta tampoco.

¿Qué propone el Gobierno? Las discos deberán cerrar a las cinco y media de la mañana, a excepción del verano que extiende hasta las seis y media. Y la venta de alcohol en los mismos establecimientos será hasta las cuatro y media. La admisión es hasta las dos de la mañana mientras que las bebidas energizantes quedan prohibidas en boliches bailables, no así en bares y pubs. Otra cosa que se apunta a solucionar es el delivery de alcohol, que ha crecido en los últimos años a gran escala. Queda restringido entre las nueve y diez de la noche. Más allá de esa hora... Hablando de castigos. ¿Saben qué le espera a un establecimiento que no cumpla las normas? Nada más ni nada menos que multas de cien mil pesos y hasta noventa días de prisión para quien continúe vendiendo bebidas alcohólicas a menores.

Si así no aprendemos, ¿qué otras cosas estamos dispuestos a resignar? Salir de noche es un derecho como cualquier otro. ¿Acaso creen que podremos hacer valer nuestros derechos sin que todo se convierta en un caos?.

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