lunes, 2 de noviembre de 2009

Ya estamos sufriendo la inoperancia política, ¿hasta cuándo?

El caso del "Negro " es uno de los tantos que se dan a diario, cuando la Inseguridad golpea fuerte y el estado de desprotección es alarmante. El fútbol hoy está conmovido tras enterarse que este defensor de Argentinos Juniors (en donde empezó y terminó su carrera, más concretamente entre 1986 y 2007), y que además vistió  la de River y Boca se debate entre la vida y la muerte. Una carrera profesional coronada por haber sido emblema en la defensa cuando se jugaba el mundial de USA '94, vistiendo la albiceleste un total de 24 partidos oficiales y con un logro internacional en 1993, la Copa América de Ecuador.

A dos años de haberse retirado de la actividad deportiva, Fernando Cáceres, de 40 años hoy se debate por su vida en el Hospital Ramón Carrillo. Su estado de salud es crítico, según informan los últimos partes médicos de la entidad sanitaria. En tanto, las investigaciones por averiguar el paradero de los asaltantes han rendido sus frutos producto de una serie de operativos cerrojo policiales que cercaron a los delincuentes, habiendo capturado a siete de ellos. Los operativos se realizaron en asentamientos del Partido de Tres de Febrero, entre ellos el complejo departamental de Fuerte Apache y la Villa Carlos Gardel. El ministro de Seguridad Bonaerense, Carlos Stornelli informó que "de los siete detenidos, al menos dos tienen 15 años y todos estarían involucrados en el ataque". Sólo el tiempo dirá qué consecuencias traerá este incidente en la vida de Fernando.

¿Qué decir de todo esto? ¿Qué esperan que diga hoy? Es todo muy triste, la vida de un hombre de trabajo, de familia se echó a perder en un instante. Tal es el caso de, como adelantábamos desde el principio, de muchos argentinos a diario. En el país condenado al éxito, el país del "nunca pasa nada", el país en el que cuando suceden las cosas la culpa es del otro. Un país que alguna vez supo ser algo y terminó sin identidad ni rumbo. Me sorprende cómo no suceden cosas incluso peores debido a la situación en la que estamos. Las únicas certezas que aportan el caso Cáceres son que, desde el punto de vista más apartado, la sensación es que las cosas no se están haciendo de la mejor manera. ¿Por qué seguimos lamentando víctimas por causas perfectamente evitables? No estoy diciendo que de la noche a la mañana se resuelvan todos nuestros problemas. Olvidémonos de recetas mágicas que sólo funcionan para los avivados. Con una mano en el corazón le pregunto a los hombres y mujeres de la política: ¿Por qué nadie hace nada? ¿Cómo puede ser que no hayamos alcanzado siquiera algo en el combate contra la delincuencia? ¿Por qué políticas oficiales en favor de terminar con la Inseguridad sólo cultivan nuevos casos?

Tiempos duros los que corren. Mientras la sociedad argentina lucha por continuar con sus vidas normales, no deja de estar atenta a cualquier cambio en el escenario. A pesar de todos los esfuerzos, aún no hemos logrado percibir mejoras en nuestras calidades de vida. Podremos continuar con la nota de hoy enumerando las muchas cosas que harían falta para superar esta situación de desamparo, pero mientras desde la política sólo se busque una perpetuidad en el poder y la discusión sin cuartel, dudo que la situación mejore. Quisiera ser un poco más optimista, de verdad. Lamentablemente, la realidad choca contra mí demostrándome cuán vanas son las palabras que escribo. De momento, lo único que podemos hacer es pedir ayuda. Pero, ¿a quiénes recurrir? No es tan fácil confiar en la gente. Incluso entre quienes vemos todos los días.

Síntoma que se manifiesta cuando las cosas están peores de lo que podíamos imaginar. Ya no confiamos en la gente, pero de todas formas, es exactamente la única opción que nos queda. Limitemos la discusión a lo más básico de ahora en más. . ¿Qué puedo hacer yo por mi barrio, cómo puedo contribuír? Como con esto de la seguridad las teorías nunca son buenas, qué mejor manera de comenzar practicando las soluciones. No son pocos los que nada saben de su vecino de en frente ni en de las casas contiguas. No se sientan mal, sucede más a menudo de lo que cualquiera podría creer. Practiquemos, vayamos a lo concreto. Conozcan a sus vecinos, sepan cuáles son sus principales preocupaciones. Saber qué tipo de prácticas llevan a cabo podría eventualmente coordinar el resto de la cuadra en la misma sintonía si el sistema es eficiente. Sino, no se priven de alentar al otro a cambiar por un mejor sistema. Así hasta tanto un espacio mínimo de seguridad se vaya expandiendo hasta alcanzar barrios enteros. No es tarea fácil, lo sé. Pero extremadamente necesaria cuando hemos llegado a caer tan bajo, punto en el cual resulta muy difícil ponernos de pie nuevamente.

Estamos adormecidos en nuestra propia incompetencia. Porque nadie es experto en seguridad, son pocos los que realmente conocen las mejores opciones para proteger a sus hijos. La falta de información por parte del Estado y la desesperación constante nos mueven a conseguir cualquier cosa con tal de generar en nosotros una mínima sensación de seguridad. Es por esta razón que muchos argentinos oscilan entre las cámaras de seguridad y los perros de guardia sin siquiera advertir que, de forma descoordinada, las soluciones muchas veces pueden ser parte del problema.

Párrafos atrás mencioné al ministro de Seguridad Bonaerense Carlos Stornelli. Es curioso y no quiero ser mal pensado, pero ¿cómo puede ser posible que un caso así arroje resultados tan claros cuando otros casos nunca logran esclarecerse? Es preocupante, puesto que según contaron varios noticieros en televisión y algunas otras emisoras de radio, los detenidos estarían implicados en al menos dos casos de similares características. Tanto por el hecho de que solían abordar a las víctimas en autos robados para fines criminales como que estos malvivientes habrían protagonizado al menos dos asesinatos en Ciudadela, lugar donde sufrió Cáceres un frustrado asalto a su BMW y que culminó tras varios disparos a corta distancia.

Fernando Cáceres, es ese defensor central que me maravilló tantos años por su corazón y su técnica intachables, de esos hombres que iban al piso cortando avances rivales... La clase de hombre que quisiera tener en mi amado Club Atlético Tigre, que hoy se da el lujo de contar con la experiencia y simpatía de otro histórico, el "Vasco" Arruabarrena. Un abrazo sentido de gol para el fútbol argentino que lamenta un caso que podría haberse evitado. Como tantos otros que, por descuidar y bastardear nuestras fuerzas de seguridad, lloramos todos los días. ¡Que te mejores pronto Fernando!.

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