jueves, 1 de octubre de 2009

¿Cómo interpretar la década de los '90? - Primera parte.

Sabía que en algún momento de mi carrera periodística, más temprano que tarde, iba a tener que rendirle cuentas a los lectores acerca de cuál es mi visión sobre la llamada "década de los '90", período en el cual el país fue gobernado por el Dr. Carlos Saúl Menem en sus dos versiones, (1989 - 1995) y (1995- 1999). ¡Qué épocas! Memorias, muchas. Bah, lo que se dice en este caso memorias son algunas fotos mentales que tomé a lo largo de mis 25 años de existencia. Pensando ya el inicio del segundo período (1995-1999) recuerdo caras de preocupación, ceños fruncidos. Lo que no advertía en ese entonces fue la anterior gestión, también conocida como "la fiesta" en donde el contexto internacional había favorecido a la economía argentina (beneficiando aún más a quienes impulsaron ese modelo de apertura al mejor estilo yankee)
La razón central por la que decidí analizar los '90, al menos desde sus referentes más notables, tiene que ver con que estoy cansado de que continuamente se le quieran atribuir al gobierno de Néstor Kirchner características compartidas con el menemismo. Son dos épocas diferentes, con realidades diferentes. No comparto eso de trazar paralelismos por que sí. Con esto no estoy diciendo que apoyo la gestión del 2003-2007 y mucho menos intento alivianar el peso que llevan consigo los administradores del período actual, 2007-2011. Son dos "modelos" que deberán ser analizados desde ángulos también diferentes.

Lo que sí, hay que dejar en claro una serie de cosas: Primero, que no podemos continuar auto-flagelándonos y referirnos a la actual administración del kirchnerismo (también la de Néstor) como una secuela del menemato. Sería muy doloroso. Los tiempos que corrían eran otros, la sociedad era otra y las políticas económico-sociales diferían ampliamente. Casi como lo que algunos periodistas instalaron con esa comparación Maradona-Messi. Paralelismos forzados por mera ansiedad periodística, lo que nos llevó a intentar recuperar el tiempo perdido sin astros (desde el retiro del diez en 1997 hasta la explosión multimediática de Messi en 2004). Y del mismo modo en que decimos ¿es necesario encontrar un nuevo Maradona?, pregúntense lo siguiente: ¿Es necesario encontrar un nuevo Menem? ¿Cuán sano sería eso? Este es uno de los primeros problemas que emergen de la idiosincracia argentina. Pensar que lo que alguna vez fue grande, por historia, derecho o incluso por merecimiento, debe continuar eternamente. Piensen sino en la campaña que Carlos S. tuvo en 2003 cuando salió primero en las elecciones generales y luego huyó despavorido tras el acercamiento amenazador de un caudillito con facón de hojalata. Ese Menem, avejentado y opacado por el paso de los años, se retiró luego de que la propia Elisa "Lilita" Carrió y sectores diversos del ámbito político se expresaran en favor de un desconocido que vino de la mano de Eduardo Duhalde. Un ex gobernador sospechado de innumerables casos de corrupción, que hizo crecer asentamientos precarios a lo largo y a lo ancho de la Provincia entre otros tantos males ya conocidos e híper cuestionados.

Como segundo punto, hay que hablar acerca de lo enunciado un par de párrafos atrás. ¿Qué o quién les dijo que comparando ambos casos, caemos necesariamente en "al fin de cuentas tan malo no era"? Ya van a ver, paciencia lectores... Esta es una reacción que despierta una vez cada tanto. "Al final Menem no era tan malo. ¡Miren lo que es Néstor Kirchner!" Desde que Néstor Kirchner asumió el 10 de diciembre de 2003, en medio de una de las elecciones más controvertidas desde la vuelta a la democracia, se hicieron campañas desvergonzadas para ocultar la relación que el santacruceño mantenía con el riojano. ¿Cómo la gente soporta una mentira tras la otra? ¿Qué necesidad había, por otro lado, de ocultar esa relación?

Al poco tiempo de pronunciado discursos contra Menem, salió un informe cuya fotografía
ilustrativa mostraba a Menem en un acto en Santa Cruz junto con el  gobernador de la provincia Néstor Kirchner, siempre secundado por la mujer que hoy ocupa el cargo presidencial, Cristina Fernández. Jóvenes todos ellos, con un Carlos S. radiante, lleno de vida y proyectos políticos a la espera. Todas mentiras, pura demagogia. Hoy incluso, Néstor Kirchner se refiere a Menem casi como un enemigo de la Patria. Yo quiero preguntarles a Uds. ¿Cómo es la cosa? ¿Se puede mentir todo el tiempo, con qué objeto?

Pongamos por ejemplo al más radicalizado de los menemistas, al hombre que condujo los destinos del órgano más sensible del ciudadano argentino. ¿Hace falta más información para descubrir quién y a cuál órgano me estoy refiriendo?

Domingo Cavallo es aún hoy - con 63 años de edad - el hombre más odiado por todos. Sé que puedo sonar un tanto drástico cuando me lo propongo, pero a la luz de los hechos transcurridos, primero durante la década de los '90, y luego por instrumentar el infame corralito (2001), me animo a aseverarlo con todas las letras. La Argentina lo odia, a tal punto que es insultado al lugar que vaya. Por supuesto que, como fiel representante de los intereses norteamericanos, afuera logró cultivar algunas "amistades". Las mismas que hoy lo convocan a dar conferencias en todas partes del mundo. Curiosamente, la foto que ilustra la biografía del contador público en el portal Wikipedia (recibido con honores en la Universidad Nacional de Córdoba) tiene una similitud asombrosa con uno de los personajes más oscuros del bajo mundo norteamericano. Hablamos de Alphonse Capone (1899-1947) Las carreras son disímiles en tantos sentidos como palabras contengan la nota de hoy, pero tienen una cosa en común: se han convertido, pasados los años en figuras emblemáticas de una época.

Les dejo una breve reflexión del citado ministro en un libro de su autoría publicado en los primeros meses de 2001, mucho antes de que tuviera lugar la llamada crisis. "El primer error de diagnóstico es tomar a la década del '90 como una unidad. En la década del '90 hubo dos períodos completamente diferenciados. El primero va desde enero del '91 hasta agosto del '95. Una etapa de cuatro años y medio durante los cuales el Gobierno tomó el toro por las astas e impulsó, a un ritmo vertiginoso, una cantidad de buenas reformas muy necesarias para nuestra economía" Describe ahora el 'segundo período': "Lamentablemente, el presidente Menem fue un irresponsable porque, después de haber sido reelegido en el '95, se dedicó a vivir de rentas políticas y económicas de la reforma de su primer mandato y prácticamente paralizó todas las reformas. [...] "Quiso (por Menem) un tercer mandato y dijo: 'Vamos a lograr la estabilidad y crecimiento por inercia. Como hicimos buena relación con Estados Unidos eso me asegura cobertura externa. ¿Qué necesito? El apoyo de los gobernadores. Le quito al ministro de economía el poder para controlar el gasto de los gobernadores y se lo doy al ministro del Interior".

¡Cuánta deuda para con la población! Fíjense lo que será la vida política, que de estar "enamorado" de un modelo (que construyó prácticamente solo), todavía cae en la bajeza de atacar a su mentor. Y cuántas cosas similares hoy en día con un gobierno que trabaja los primeros años con ahínco y luego se relaja para disfrutar de lo cosechado (por ellos mismos un poco, pero por otros el resto) Ojalá que la actitud intransigente del kirchnerismo hoy día cambie con el paso de las horas. No podemos e incluso permitiremos que continuamente nos recuerden (los de ahora) a lo que era unos años antes. Discutamos y pensemos la realidad de los argentinos en serio. Y que no sea un slogan para la campaña política. Demando un país en serio y no me voy a cansar de recriminarles cada acto que nos conduzca lejos de tan noble objetivo. Muchas gracias a todos.

No hay comentarios.: